miércoles, 27 de julio de 2011

328

Si no fuera la locura sería otra cosa,
necesitamos ambos justificar esto
que no sabemos si todavía sentimos,
pero nos sentamos todos los días
en el piso, sospechando, intuyendo.

queremos creer que somos sueño,
el divertimento de algún genio
una instancia antes de volvernos
una cosa de otro orden,
ángeles sin alas,
gigantes de niebla.

cada tanto, cuando ya casi
no podemos creer en nada realmente,
estalla una estrella allá
en algún rincón del universo,
y ese sólo acto es más sagrado
que todas las misas del mundo.

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