jueves, 26 de marzo de 2015

627

las joyas de la perfección
no brillan lo suficiente.

incluso las incorruptibles
mieles del placer
se fueron volviendo rancias
mientras los procesos eran releídos
ya bajo una luz distinta
ya desde un lugar distante.

que me salven entonces los árboles
porque los rostros aureos
se han perdido en medio del bosque
como fotos viejas olvidadas en armarios
de casas en las cuales
ya no vive nadie.

que me lleven de la mano los árboles
bien lejos del cinismo
que no me permitan
volver sobre mis pasos
buscando las miguitas de pan.

que me salve el llanto
que las lágrimas rieguen mis manos
que las mantengan húmedas
para que estas manos
prestas a la memoria
escriban para siempre
con agua sobre mi frente
que no hay culpa que borrar
aún cuando el miedo es grande
y el dolor es visceral.

las joyas de la perfección
ya no brillan lo suficiente
como para hacerme creer
que el paraíso es más
que un breve momento.

para siempre
nunca es para siempre.

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