miércoles, 18 de enero de 2012

402

Escucho esta noche
el bramido del fantasma entre los pinos
lo siento espiar mi desnudez,
hurgar en mi falencia,
notarme la carencia
y besarme los errores.

¿Con qué intención ha vuelto?
¿Por qué razón mi negra?
¿Qué querrá esta vez?

Quisiera comer tus pies
para que no te vallas nunca
y me protejas de la sospecha.

Que me protejas a mi
al adulto decidido poeta
por causas de fuerza mayor,
que no guardar rencor
pero muerto de espanto
esta esta noche.

Es que creo en todo
es ese mi pecado,
seguro ese me condenará;
me hiela la sangre
la opinión del espectro,
no cumplir sus espectativas.

Y es que se que a veces escribo muy mal
pero como un boludo pienso
que Disney tenía razón
y que si sigo mi corazón
algún habré de hacer
aunque sea éste postrero.

Mi consuelo es que vos estas ahí
enroque de rapsoda,
barda bardera,
para decirme:

Que no existe el aparecido juez
y es sólo el viento bailando en los árboles
el ruido que escucho;
el resto lo invento.

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