miércoles, 14 de diciembre de 2011

385

el sarmiento se paro llegando a once
y se hizo oscuridad y sólo un rayo
entraba por la ventana del alma
el vagón entonces se lleno de oro.

nos miramos todos a los ojos,
la señora, el viejito de las muletas
y yo que estaba sentado de costado
para no viajar hacia atrás
y no marearme,
me mareé igual.

el sol hizo silencio
y nadie vendía helado
ni chips para celular
ni chipá de moreno
ni chipá de liniers,
nos miramos todos a los ojos.

un vagón lleno de dioses griegos
jugando con rayos entre los dedos
bebiendo el silencio y aguantando
las lágrimas y las risas.

nos miramos todos a las ventanas
a las ventanas del alma
habían pasado como veinte años
como veinte vidas,
diez mil albumes de fotos
ciento treinta y siete
que salieron movidas
y la historia congelada
como casata en el freezer
como la brisa de mi terraza
nosotros siendo siempre.

todos reliquias antiquísimas
fantasías arqueológicas
el sueño de cualquier antropólogo
todos casi llorando en silencio
un sábado por la tarde
una falla en la matrix
un estornudo de Dios.
casi llegando a once,
haciendo el viaje una vez más.

(en verano los helados y las fotos
son mis metáforas favoritas.)

1 comentario:

  1. Ni chipá de Moreno
    Ni chipá de Liniers

    Me mataste con esos jajaja.

    Y sí, todos somos el sueño de cualquier antropologo

    Aguante el 385 (Que podría ser el número de ese tren, embadurnado con el poema)

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