la parte más difícil de la locura
no es aprender a aceptar
que el mundo dado por fuera
no existe.
los mundos internos no pueden jugar
en la misma cuadra que la pretensión de objetividad
y tu sonrisa no puede ser comparada
con la inmensidad del zodiaco nocturno,
pero se puede intentar.
el discurso interno se transforma
en la esquizofrenia del colectivo,
la disputa entre el diablito y el angelito,
y la teoría esotérica acerca del nene
que nació sin ombligo.
vivir sin tu amor no es la parte complicada
aprender a morir sin él por otro lado
es tan herculeo cómo amaestrar hormigas
o besar a las ideas.
la parte más difícil de la locura
no es aprender a aceptar
que el mundo dado por fuera
no existe, sino,
que el mundo dentro nuestro
también cambia.
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