y logró ver la luna traslucida de día.
yo los sábados me acuesto tarde
tarde tan tarde que los venteveos cantan
y la luna no sabe si ponerse o salir
o diosabequéhacer.
la luna se congela entonces
en el medio de mi terraza
víctima de la duda
se congela y entonces
se vuelve un naranjú
en el fondo de la heladera
del quiosco de "Ale"
"Alejandro el Alegre",
el quiosquero de flores
que siempre tiene buena onda.
y ahí está la luna
reventada contra el fondo
víctima de los helados chetos
mi luna blanca asesinada
por epas y conogoles.
miro el cielo que me desvela
un naranjú blanco,
de limón, de luna,
que me empalaga el paladar
que me pegotea las manos.
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