Yo contra los azulejos
me ensimo por ensima de mi
y me miro morir desde arriba;
separarme de a poco,
me desprendo como velcro.
Miro los arabescos azules
de la pared del baño.
las gotitas que se funden
y se caen.
No las escucho caer
porque la pava hierve.*
Una vez pensé que me moría,
hacía frío de ojos blancos,
yo estaba descalzo
y las lechuzas miraban.
Me moría así de desamor,
que lindo morirse así,
una muerte con olor a lavanda.
Pero nadie se muere
ni siquiera los eucaliptus del bosque
cuando los matan los rayos.
*ya no podemos tomar mate.
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